Durante toda la primera semana de noviembre, en nuestro país celebramos la “Semana Forestal Nacional” y como todos los años, diferentes organizaciones gubernamentales y no gubernamentales confluimos en un mismo objetivo: Insistir en la concientización y protección de nuestros bosques, que son el pulmón de la humanidad.
Los bosques de todo el Perú
Cuando hablamos de bosques es común pensar únicamente en la Amazonía, sin embargo, recordemos que estos ecosistemas no solo se ubican en la selva, sino también en ecosistemas de la costa y sierra. En Perú, por ejemplo, tenemos importantes bosques de “queñuales” en nuestra serranía y en la costa, tenemos los bosques secos de Piura donde predomina el “algarrobo” e incluso también tenemos a “Los Manglares” en Tumbes.
Hoy nos queda cada vez más claro que, uno de los factores que aceleró y ocasionó los dramáticos cambios en el clima, ha sido precisamente la reducción de los bosques (debido a tala y minería ilegal, etc.). No se consideró que al ser espacios de absorción de CO2 (gas dióxido de carbono) y a su vez, son espacios de producción de oxígeno, la erradicación de grandes proporciones de bosques, tiene fatales resultados para la supervivencia de la humanidad entera.
1974: El año de importancia forestal
La “Semana Forestal Nacional” se creó por Decreto Supremo N° 0210-74-AG promulgado el 19 de marzo de 1974. El fomento de las celebraciones es función del Ministerio de Agricultura.
Es importante destacar que en la década de los años 70 el tema del cambio climático y la subsecuente protección de los bosques no eran de interés mundial. Esto quiere decir que Perú se encontró, por aquel entonces, a la vanguardia en la protección del medio ambiente, más aún si consideramos que en aquella época no existía ningún ministerio destinado a representar temas ambientales.
Las poblaciones indígenas y el medio ambiente
Los bosques también son lugares de asentamiento de muchas comunidades indígenas y etnias milenarias, los mismos que siempre han valorado los recursos que la tierra les brinda. A lo largo de la historia, los bosques son y seguirán siendo fuente de recursos alimenticios, medicinales, de los cuales nos valemos hasta la actualidad.
El contacto entre comunidades indígenas y capitalistas, por lo general, ha repercutido negativamente en dichas poblaciones y sus hábitats. La explotación del caucho en la Amazonía peruana y Asia implicó no solo la ruina de bosques enteros, sino también la merma o casi extinción de comunidades indígenas completas.
La expansión de los agronegocios aún continúa originando que nuestros indígenas sean protagonistas de persecuciones constantes, víctimas de amenazas de muerte e incluso asesinatos por defender sus territorios ancestrales.
Aunque estos problemas se suscitaron en el siglo pasado, no significa que hoy se hayan superado. Actualmente, la deforestación indiscriminada continúa, así como el fomento de los monocultivos, como el caso emblemático de la difusión de la palma aceitera en nuestra selva amazónica.
Bosques y agroecología
Desde las sociedades occidentales se ha ido comprendiendo que hombre y naturaleza deben armonizar su coexistencia. La agricultura en particular, ha sido preocupación de varios movimientos ambientalistas y como resultado de ello, el fomento en la práctica de la agroecología. Desde esta rama de la agricultura se intenta hacer entender a la población del importante papel que cumplen los bosques como hábitat de fauna y flora en el planeta.
La agroecología trata de crear un ecosistema artificial, cada vez más parecido a los espacios naturales y así armonizar la producción agrícola y la ecología. La finalidad de agroecología es obtener alimentos más saludables que los que produce la agricultura convencional, prestando atención a lo integral del ecosistema, incluyendo el componente social, y a la vez que se conservan los recursos naturales y la biodiversidad.
Last modified: noviembre 26, 2021